El origami y arte callejero de Mademoiselle Maurice

La creatividad humana es algo impresionante. Podemos transformar con nuestras manos e ideas tantas cosas, de una manera asombrosa. Y cuando esa creatividad se combina con la belleza artística, se crean obras deslumbrantes, apasionantes, que nos hacen querer entrarnos en ellas.

"Wow!" fue mi impresión cuando ví el trabajo de Mademoiselle Maurice, una joven francesa
que llenó de color algunas paredes en calles de París con su versión de Street Art, o arte callejero, utilizando en esta ocasión figuras de origami de diversos colores.

Aunque me encantó esta "exposición" por su colorido y belleza, la artista la llevó a cabo como consideración al sufrimiento que ha pasado el pueblo japonés por causa de desastres nucleares en su historia: más recientemente el de las plantas de Fukushima y, hace ya unos 60 años, el impacto de las bombas atómicas de la II Guerra Mundial.

Y se preguntarán ¿por qué utilizó origami? Al momento de la explosición de la planta de Fukushima, Mademoiselle Maurice se encontraba en Japón. Este hecho trajo a su memoria a Sadako Sasaki, una niña que tenía la fe de que ella y otros niños serían curados de la leucemia que les provocó la bomba atómica del 1945 si plegaba 1,000 grullas de papel. Lamentablemente, el deseo de aquella niña se vió frustrado cuando falleció luego de 14 meses de internación en un hospital. Sin embargo, su vida y ejemplo, han inspirado desde su tiempo hasta el nuestro a miles de personas a nivel mundial (e incluso organizaciónes a favor del cese de conflictos bélicos) a promover la paz en la humanidad y la nobleza del alma.

Parte del monumento erigido  en honor a la niña Sadako Sasaki

Ahora pienso y me digo: "Wow, con razón el origami es conocido como el arte de la bondad", recordando lo que me enseñó un amigo. Utilicemos nuestros conocimientos sobre este noble y hermoso arte para llevar alegría y paz a quienes nos rodean, y para hacer ver a este mundo que los seres humanos podemos tener nobles ideales y un honorable accionar.